Camino de Santiago

Cada jornada en nuevos horizontes

sendas pedregosas que el alma allana ligera,

Sueño justo, descanso en paz de los vivos.

De la fatiga a la calma, con rumores de rabel

entre cañadas y trinos de alimento,

las manos tendidas, los corazones oídos,

firma el paso, la inmensidad del tiempo.

La sencilla del sinsentido cotidiano,

la cara y la cruz de la soledad.

En el esfuerzo del camino,

peregrino un día más, al paso por Orbaneja

se hizo camino al andar…

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